Ya hemos visto ‘Kimetsu no Yaiba: La fortaleza infinita’ y la crítica estaba equivocada: no es sólo la mejor película anime

© Koyoharu Gotouge / SHUEISHA, Aniplex, ufotable. Todos los derechos reservados.
Desde su estreno en Japón en julio, ‘Kimetsu no Yaiba: La Fortaleza Infinita’ ha desatado un torrente de elogios unánimes y críticas entusiastas de quienes tuvieron el privilegio de asistir a sus proyecciones avanzadas.
Tras una espera que se hizo eterna para los fans internacionales, por fin podemos confirmar lo que Japón proclamaba: las críticas no se equivocaban, pero incluso ellas podrían haberse quedado cortas.
Lejos de ser solo una gran película de anime, este inicio de la trilogía final de la obra maestra de Koyoharu Gotouge es una experiencia cinematográfica abrumadora. ufotable eleva el listón de la animación a cotas insospechadas, fusionando arte, narrativa y emoción para forjar lo que no es solo una de las mejores películas anime de la historia, sino un nuevo estándar para el medio.
Tras su visionado, podemos afirmar que ‘Kimetsu no Yaiba: La Fortaleza Infinita’ trasciende por completo el elogio inicial. No se trata simplemente de una de las mejores películas de anime de los últimos años; es una obra que redefine el estándar de excelencia para el medio.
Aunque su impacto financiero ha sido monumental—recaudando más de 200 millones de dólares solo en Japón y superando los 300 millones a nivel internacional—, el verdadero legado de esta producción de ufotable, Aniplex y Sony no se mide en taquilla.
Su grandeza no reside únicamente en su deslumbrante animación y su impecable diseño artístico, virtudes ya esperadas del estudio. El verdadero triunfo de ‘La Fortaleza Infinita’ es su consagración del anime como un pilar fundamental e indispensable de la cultura audiovisual global contemporánea.
Su predecesora, ‘Tren Infinito’, ya había marcado un punto de inflexión al equiparar el fenómeno de taquilla anime con los blockbusters de Hollywood. Sin embargo, lo que achieve ‘La Fortaleza Infinita’ no tiene precedentes: eleva la narrativa, la técnica y la ambición a una escala monumental, solidificando para siempre el estatus del anime en el panorama del entretenimiento mundial.
Ufotable ha hecho vibrar a países enteros, como la India, obligando a los cines a reestructurar su estrategia de estrenos para poder atender la necesidad del público de vivir esta experiencia cinematográfica, que no tiene nada que envidiar a James Cameron o hermanos Russo en cuanto a fenómeno de masas.

Más allá de su deslumbrante calidad visual y su profundamente emotiva narrativa—aunque en ocasiones interrumpida por numerosos flashbacks que exploran la introspección de sus personajes—, ‘Kimetsu no Yaiba’ ha trascendido su condición de serie para convertirse en un fenómeno cultural global.
El impacto de esta saga puede compararse, sin ambages, al de los grandes eventos cinematográficos de Hollywood como ‘Vengadores: Infinity War’ y ‘Vengadores: Endgame’, erigiéndose como un acontecimiento histórico que quedará grabado en los anales de la historia del anime.
Y lo más emocionante es que ‘La Fortaleza Infinita’ es solo el prólogo, la antesala de lo que está por venir en la recta final de la epopeya de Koyoharu Gotouge. La película nos sitúa inmediatamente después de los eventos de la cuarta temporada, tras el arco de entrenamiento de los Pilares, sumergiendo a los cazademonios más experimentados en una batalla desesperada contra las feroces hordas de Muzan Kibutsuji dentro de la fortaleza que da nombre al filme. El verdadero clímax de la saga aún está por llegar.

Al tratarse de la primera parte de la trilogía final, el director Haruo Sotozaki y el creador Koyoharu Gotōge toman una decisión narrativa audaz: centrarse en un grupo reducido de personajes mientras enfrentan la amenaza más letal hasta la fecha. Esta elección, si bien sacrifica la presencia de otros protagonistas y secundarios queridos que enriquecieron arcos recientes, permite a ‘La Fortaleza Infinita’ profundizar sin distracciones en el trasfondo emocional de figuras clave —especialmente en el caso de Akaza, cuyo desarrollo destaca de forma notable—.
A nivel narrativo, la película prioriza la introspección sobre el avance argumental, lo que podría ralentizar el ritmo para algunos espectadores. Sin embargo, este enfoque se compensa con una experiencia visual incomparable. Cada secuencia es una obra de arte en movimiento: los efectos de iluminación, el tratamiento del polvo y la destrucción, junto con una paleta de color vibrante y escenarios de un hiperrealismo abrumador, elevan el film a cotas técnicas pocas veces vistas en la animación japonesa.
Es pronto para dictar un veredicto definitivo sobre la trilogía, pero ‘La Fortaleza Infinita’ sienta unas bases sólidas y espectaculares. El viaje acaba de comenzar, y esta entrega cumple —y supera— las expectativas como introductorio. El mayor desafío, ahora, será la larga espera hasta la siguiente parte, que podría poner a prueba la inercia emocional de una producción tan intensa y visualmente revolucionaria como esta. Sus más de dos horas y media de duración vuelan en un torrente de emoción y belleza que deja al espectador —inevitablemente— queriendo más.